martes, 16 de noviembre de 2010

historias espiritus

Este es un hecho absolutamente real y como verás las personas con las que lo viví son de absoluta credibilidad dada su calidad intelectual y seriedad lo cual garantiza la autenticidad del hecho.

Hace mas o menos 4 años para una pascua de resurrección fui llamado a la antigua casa de unos parientes de mi cuñada Matilde, esposa de mi hermano José Javier.

Como decía me llamaron urgentemente para ver a las dos hijas del matrimonio residente de la casa de la cual me reservo su dirección para no comprometer a sus habitantes, me llamaron como declaraba para examinar a las niñas pues se encontraban en un franco estado de angustia y tensión nerviosa ocasionado por algo que las tenía asustadas desde hacía varios días.

Las niñas de 12 y 13 años me refirieron en diálogo atropellado que desde hacía varias semanas, algo producía unos ruidos extraños debajo de una de las camas de su habitación, ruidos que se iniciaban en cuanto ellas se acostaban y que no les permitía dormir como obviamente se notaba por las profundas ojeras de ambas criaturas, que reían y lloraban relatando el curioso suceso evidenciando su estado de angustia.

Revisamos cuidadosamente la cama, incluso la desarmamos y volvimos a armar, sin encontrar nada fuera de lo normal en un mueble de esa naturaleza teniendo en cuenta la antigüedad del mismo. Luego de hablar con las niñas y verificar que su estado no ameritaba ningún tratamiento farmacológico sino más bien razonamientos lógicos sobre el suceso, traté de conseguir algunos datos más que me orientaran en la explicación del mismo.

Por mera curiosidad les solicité su permiso para observar el mueble durante la noche y para su tranquilidad les manifesté que algunos artefactos con el paso del tiempo pueden por el envejecimiento normal de la madera adquirir sonidos que pueden muy bien, mal interpretarse o asimilarse con otros fenómenos paranormales, te juro mi querido Mario que ni yo mismo me creí la tesis dadas las circunstancias y prometí volver al día siguiente en horas de la noche.

Mi amigo Roberto Lehmann hombre dado a la investigación de todo aquello que se sale de lo normal, mi primo Rafael Bustamante y su esposa Martha Muñoz otros estudiosos de las ciencias ocultas y paranormales, mi prima Carmen Amanda Bustamante curiosa entre curiosas, la reconocida pianista Teresita Ante profesora de música y canto de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad del Cauca, mi hermano José Javier y su esposa Matilde Chávez Rengifo también profesora de canto y música quien para ese entonces ejercía la decanatura de Bellas Artes, se empeñaron en hacer parte de la excursión y al día siguiente nos dirigimos a eso de las diez de la noche a la casa en cuestión con el ánimo de develar el misterio de la cama tonante.

Hicimos acostar a las niñas después de hablar razonablemente con ellas y esperamos pacientemente a que se durmieran, eran las 10:45 minutos cuanto notamos un leve golpe en la parte inferior de la cama, tan leve que parecía que alguien muy tímido llamara a la puerta de la habitación con golpes muy bajos, casi imperceptibles.

De inmediato activé la grabadora que había traído para el efecto y para nuestro asombro los golpes aumentaron de intensidad y frecuencia como si alguien muy presuroso solicitara permiso para entrar, los circunstantes estábamos helados de espanto, te juro que yo sentía los cabellos de mi nuca rígidos como el alambre y mi piel como gallina, supongo que los demás estarían en las mismas circunstancias, las niñas se despertaron llorando y bajaron de inmediato de la cama, en cuanto las niñas se retiraron de la cama los golpes cesaron como por arte de magia.

Salimos todos de la estancia un poco congestionados por la sorpresa y asombro pues no esperábamos que la situación se presentara tan clara e irrefutable, realizamos un breve análisis de la situación, consideramos que la niñas ejercían una especie de medianidad para la presencia de los sonidos pues solo se presentaban cuando ellas se encontraban en el mueble y cesaban en cuanto se retiraban del mismo. El hijo mayor de los habitantes de la vieja casa, estudiante de último grado de ingeniería electrónica sugirió con muy buen sentido, hablar con la entidad que producía los ruidos y establecer un lenguaje cifrado que permitiera dialogar con el ente, para ello se establecería un golpe para afirmar y dos golpes para negar cualquiera de nuestras preguntas. Consideramos lo peligroso que resultaba establecer este tipo de contactos y con el fin de minimizar las posibilidades de una posesión, solo quien esto escribe establecería contacto con el sujeto en cuestión, acordamos retirar el colchón de la cama y dejar solamente la colchoneta para hacer más perceptibles los sonidos y acostarnos con las niñas y yo sobre el mueble para constatar la presencia de la entidad, explicamos a los padres y a las niñas que se encontraban muy asustadas la necesidad del procedimiento para aclarar el incidente, ellos consistieron un poco atemorizados y armados todos de valor penetramos de nuevo en la habitación.

Como se acordó nos acostamos las niñas y yo en la cama habiendo quitado previamente el colchón y Javier Tobar, Amando Bustamante y Rafael Bustamante se sentaron en el borde del mueble. Roberto Lehmann acercó una silla a la cama para verificar que en la parte de abajo del mueble no hubiera ningún artefacto que simulara el ruido, Teresita Ante y mi cuñada Matilde junto a los demás miembros de la familia residente se sentaron expectantes frente a nosotros.

A los pocos minutos se iniciaron de nuevo los golpes imperceptibles y muy leves en la parte inferior de la cama, Roberto realizó con valor una inspección visual y manifestó que no había nada que justificara la presencia del ruido, ya había sido colocada la grabadora previamente en el suelo en todo el centro y debajo de la cama.

Tomé la palabra y pregunté a la entidad si quería entablar un diálogo con nosotros y recibí un escalofriante y único golpe como respuesta afirmativa a mi pregunta, te juro que todos estábamos helados de terror y nos mirábamos unos a otros perplejos y asustados, la risa nerviosa de mi prima Carme Amanda fue el único sonido que siguió al golpe afirmativo como respuesta a mi pregunta.

Se inició así el más horripilante diálogo del cual supimos que el nombre de la entidad era David, niño de 11 años muerto en circunstancias confusas aparentemente ahogado o estrangulado en la residencia hacía muchos años, quien lo único que deseaba era jugar con las niñas especialmente con la menor de ellas, se le hicieron muchas preguntas dotas las cuales respondió acertadamente, las tablas de multiplicar, la edad de cada uno de los presentes y como dato escalofriante predijo la muerte de una cercana pariente de mi cuñada quien padecía de cáncer, fecha que se cumplió exactamente en la fecha predicha por la entidad, además indicó a cada uno de los presentes su fecha de cumpleaños y otros datos los cuales nos dejaron atemorizados y como digo perplejos.

Posteriormente Teresita Ante inició diálogo con la entidad y le manifestó que debía trascender del estado inferior en que se encontraba para que se liberara de su karma, esto produjo una serie de golpes de inusitada fuerza que nos hicieron salir disparados y aterrorizados de la cama pues parecía como si la entidad hubiera entrado en cólera. Volvimos a ella y se le preguntó su le gustaba la música y si quería escuchar el canto, respondió afirmativamente y Teresita Ante y Matilde Chávez con sus bellas voces de soprano ejecutaron un canto gregoriano que produjo gran exaltación en la entidad pues sus golpes se convirtieron en una furiosa descarga que nos hacía mover en el mueble, era indescriptible lo que estábamos presenciando pues con el peso de las niñas, mi prima Carmen Amanda, Rafael Bustamante, mi hermano Javier y yo la cama tenía aproximadamente un peso de 300 a 400 kilogramos y las tablas se levantaban como si un invisible maestro de piano estuviera tocando las teclas del instrumento, sentíamos por todo nuestro cuerpo el impacto de nuestros golpes y la intensidad de la descarga aumentaba en la medida en que las voces de las sopranos aumentaban la intensidad de la melodía, esto fue ya irresistible y salimos todos muy sobrecogidos por la experiencia, estoy seguro que ninguno hasta ahora ha superado el impacto emocional que causó la presencia de la entidad en nuestro espíritu.

Todo quedó grabado, los extraños golpes, nuestras voces de terror, las preguntas y el canto de Teresita y Matilde como prueba irrefutable del hecho.

Durante los días siguientes los padres de las niñas se negaron a continuar con el experimento a pesar de nuestras súplicas con el ánimo de estudiar científicamente el suceso, se que se deshicieron del mueble y los golpes desaparecieron por un tiempo, sin embargo recientemente me informaron que hora se escuchan por toda la casa y extrañas luces aparecen en diferentes sitios de la misma, las cosas desaparecen y aparecen en los sitios más inverosímiles, en una casa donde el arte es parte integral de la vida cotidiana, las partituras de música desaparecen de sus atriles para reaparecer arrugadas, ajadas y rotas en cualquier parte, la ropa lavada planchad y ordenada en los armarios se encuentra arrugada en el suelo y se escuchan sonidos nocturnos no compatibles con los ruidos normales de la casa.

Supongo que las niñas ya mayorcitas habrán asimilado el curioso suceso y lo habrán racionalizado; el hecho es que aún persiste el “Espanto de la casona de Popayán”.

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